Se me han acumulado dos crónicas en estas dos semanas de trabajo intenso
que he tenido. En primer lugar, primera edición del Triatlón Cross de Sevilla. Muy
buena organización, se nota la mano de OFSPORT. La salida iba a ser por la
tarde, como siempre que he participado en Sevilla. Después de pegarme un
Telepizza con Miguel (no hay que descuidar la dieta xD), tomamos un café y
salimos a prepararlo todo.
Recogimos el dorsal, y dejamos las cosas en el box sin contratiempos, todo
bastante bien. Empieza la natación. Eran sólo 500m, y fui taponado durante todo
el camino, además de volver a sufrir por la entrada de agua en mis gafas (un
día de estos me compraré otras).
Cojo la BTT, y veo que el circuito mola bastante. Es de perfil bastante
suave, quitando un par de subidas que yo personalmente tuve que hacer bajado.
El resto, pan comido, disfrutando como un enano. Los avituallamientos
perfectamente colocados. No fueron bidones, como habían puesto en la web, pero
una botellita de agua fresca sentaba de maravilla. Al llegar al final de la
bici, noto que me faltan un poco las fuerzas y preveo que voy a sufrir a pie.
Y así fue. El calor estaba haciendo su efecto, y lo pagué bastante en la
carrera a pie, a pesar de estar bien hidratado. En el primer avituallamiento
cogí agua y me paré a andar para tomarme el power gel que Miguel había comprado.
A partir de ahí, la carrera fue con paradas a andar intermitentes. Llegué a
meta sufriendo mucho a 6’ el km. Menos mal que la carrera a pie era casi toda
por la sombra (un detalle).
Y justo una semana después, llegaba el Castillo de las Guardas. Salimos
temprano porque teníamos una hora de camino. Desayunamos, y me quedo con la
frase del camarero: “apriétate los cojones por los cerros esos”. En cuanto aparcamos
vimos qué perfil nos íbamos a encontrar, ya que entre el coche y la meta había
una empinadísima rampa en mitad del pueblo.
Dejamos las cosas de correr, y nos vamos en bici hacia el lago de la
reserva, ya que en esta ocasión había dos boxes distintos. Se da la salida y
nuevamente me veo bastante taponado en la natación. Era un recorrido de ida y
vuelta, en el que en la vuelta pude nadar a mi ritmo y adelantar algunas
posiciones.
Cojo la bici, y tras un kilómetro llano/en bajada, empieza lo bueno. En plena
sierra, unas cuestas increíbles. Al final de la primera de ellas, bastante
larga, se me va la bici al lateral y veo que es o poner el pie o caerme. Me
bajo, y dado que con esa pendiente me era imposible arrancar, camino unos
metros con la bici cogida del manillar, mientras me tomo el power gel con agua.
En ese momento pienso en la retirada, pero sigo adelante. Al coronar, una
bajada brutal que tampoco me atrevo a hacer montado. Una vez pasado este
principio, el perfil, sin dejar de ser bastante durillo, era más “normal”.
Cuestas con bastante pendiente, pero no tan largas, asumibles para un globero
como yo. A mitad de carrera, avituallamiento líquido que vino de perlas. El
circuito de bicicleta también molaba mucho, pero era más sufrido. Llego a los 3
últimos kilómetros que según la web “eran peligrosísimos y más valía arriesgar
en otro punto”. Eran bajadas normales, y al ser por carretera, el único peligro
era llegar a una curva pasado de velocidad. Pero técnicamente, nada de
dificultad.
Comienzo a correr y compruebo que el perfil de la carrera a pie también iba
a ser mortal. Así que mi carrera a pie volvía a ser como la semana anterior:
paradas intermitentes y un sufrimiento brutal. Esta vez íbamos al sol y la
temperatura no tenía nada que envidiarle a la que hizo en Sevilla capital una
semana antes. Además, corriendo pegado a los arcenes pisé mal y me torcí el
tobillo (dos veces en cuestión de un minuto). Llegué a meta sufriendo muchísimo
en 1h46’.
La falta de entrenamiento, debido al poquísimo tiempo que tengo disponible,
y al calor de esta época, tiene sus consecuencias. Ahora mi temporada deportiva
cambia de enfoque. Haré algún triatlón más, pero mi próximo objetivo es la
nocturna de Matalascañas. 14 km en la especialidad que más problemas me está
dando últimamente, la carrera a pie. No sé si llegaré a meta, pero servirá como
punto de partida para preparar el gran objetivo que me acabo de marcar para
este año: la media maratón Sevilla-Los Palacios, en diciembre. Algo totalmente
nuevo ya que yo nunca he corrido más de 15km en una misma sesión. Como objetivo
ambicioso, bajar de 5’ (1h45’ de total), pero en el fondo el terminarla ya
sería un gran triunfo.
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