Casi un año y medio después volví a competir en un triatlón sprint de
carretera. Mi última experiencia, antes de empezar con los olímpicos, las
medias maratones, y los problemas en los pies, fue en Posadas en agosto de 2013, la última prueba que hice con Miguel aquel año.
Como este principio de año me he vuelto realista, me he dado cuenta de que
preparar un media distancia no es un objetivo alcanzable con mi vida actual. Así
que me he propuesto hacerlo lo mejor posible en distancias cortas, como hasta
ahora. La cancelación de dos triatlones que tenían muy buena pinta y que tenía
en mente (Matalascañas y Aracena, este último cross), me llevó a buscar una
prueba que me permitiera volver a competir pronto en triatlón, ya que el
siguiente en lista lo tengo en julio.
Así encontré esta prueba marbellí, con distancias olímpica sin drafting,
sprint y súper sprint. Monté el fin de semana para pasarlo por allí con Eli y
no tener que pegarme la paliza de coche en el mismo día, sólo para competir una
hora y media.
Entrando directamente en la prueba, me alegré de haberme llevado el
neopreno, pues finalmente se permitió y esto me posibilitó nadar más rápido y
más cómodo. Es la segunda competición en la que lo uso y estoy muy contento con
el rendimiento que ofrece. Salí del agua en mis tiempos habituales, 15’20’’, a
algo más de 2’00’’ los 100m, y allí vi a Eli que además de animarme estaba
nuevamente haciendo un reportaje fotográfico. De verdad que es de agradecer que
alguien, no sólo vaya a verte y animarte a una prueba (y esté allí a pie
parado, a veces al sol, mientras tú compites), sino que además te haga fotos
para que luego las puedas compartir por internet. Gracias de veras.
La T1 era algo larga, pues además de correr desde la orilla hasta que
acababa la arena de la playa, el box estaba también montado como una sola fila,
a lo largo, así que tardé unos tres minutos. Esta vez no llevaba calcetines ni
guantes, para ahorrar algo de tiempo.
Al comenzar el sector de bicicleta, iba a mi lado una chica que por la
serigrafía del mono supe que se llamaba Irene, y de quien luego descubrí sus
apellidos y que había ganado su categoría. Pues bien, esta chica me anima a que
le ayude a tirar para coger a un grupo que iba como un minuto delante. El caso
es que aprieto, empiezo a tirar con algunos relevos por su parte, y llega el
detonante de la marca que hice finalmente: tras unos 3-4 kilómetros, alcanzamos
un grupo en el que al final íbamos unos 30 corredores, que nos lleva en
volandas, sobre 35-40 km/h todo el tiempo. Desde aquí le doy las gracias a la tal Irene por sus ánimos y su ayuda para alcanzar a este grupo.
Una vez alcanzado el grupo, pude respirar un poco (iba tirando realmente
casi al límite). Entonces me encontraba realmente bien. Incluso hubo una vez
que me quedé en la parte trasera del grupo y este se rompió porque quienes iban
delante de mí se quedaron rezagados. Abandoné el grupo tirando de nuevo yo solo
y enganché recuperando los pocos segundos que habían sacado los de delante.
Así llegué a la T2, con una media superior a 36km/h (mi mejor media en un
triatlón en bicicleta), y consciente de que podía batir mi mejor marca personal
si no desfallecía en la carrera a pie. Al bajarme de la bici allí estaba de
nuevo Eli con la cámara, pero es que luego cuando estaba soltando la bici y
calzándome las zapatillas de correr, la escucho de nuevo animarme allí al lado.
¡Vaya carrera que se pegó!
Me coloco la gorra y salgo muy animado por ella. También por el speaker, un
personaje curiosísimo, que llevaba una peluca rosa (xD), y que no paró de
animar a todo el mundo, incluyendo la que sería la frase de la prueba: “Si te
apuntas… ¡terminaaaaa!”. La carrera a pie consistía en darle dos vueltas a un
circuito que partía del box y llegaba a un faro, por un camino que iba por
mitad del mar. La primera vuelta la acabé bien, y en la segunda comencé a notar
algo de dolor en la zona donde me salían las ampollas. Y es que correr sin
calcetines y con algo de sal y arena por el agua del mar y por haber corrido por
la playa, tiene sus consecuencias.
De todas formas iba mirando los tiempos y viendo que podría mejorar
bastante mi mejor marca hasta entonces. Sólo caminé durante unos 20 segundos en
el kilómetro tres, para beber algo de agua y recuperar la respiración. De allí
a meta, pensaba que iba bastante más lento (la sensación de correr tras
pedalear es horrible), pero acabé la carrera a pie a 5’08’’, bastante buen
ritmo pues pensaba que iba casi a 6.
Finalmente, llego a la línea de meta, beso mi alianza para dedicarle el
resultado a mi mujer por todo su apoyo constante, y paro el crono. ¡Nueva marca
personal! 1h17’12’’, mejorando en cuatro minutos clavados la marca anterior.
Una nueva marca que se cimentó en el sector de bicicleta, y en el pedazo de
grupo que cogí (en mi defensa diré que antes de llegar tuve que darle duro a
los pedales para cogerles). El sector de natación fue casi calcado y la carrera
a pie, siendo buena, estuvo lejos de aquel 4’43’’ que hice en Málaga 2012.
Incluso las transiciones fueron algo más largas. Pero la bicicleta fue unos 7
minutos más rápida, lo que posibilitó el batir la marca.
Con esto llega una nueva alegría, inesperada totalmente (esperaba acabar en
1h25’), y que me motiva a seguir entrenando (aunque a veces el calor y la falta
de tiempo hagan que me apetezca más quedarme en casa…). La próxima cita será
dentro de dos viernes, una carrera nocturna por la ribera del Guadalquivir.
Estará Miguel por aquí de vacaciones, y como le dan miedito los triatlones
(mariquita!!)… ¡pues a correr se ha dicho!